Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo

A partir del entendimiento de que los grandes relatos sociológicos canónicos que describen y analizan la modernidad lo hacen comúnmente desde un desentendimiento clamoroso de los elementos emocionales que la constituyen, Illouz propone una perspectiva bien distinta de esa comprensión. Para la autora, esa ausencia de lo emotivo en la percepción de la modernidad habría impedido apreciar su importante peso en la configuración de las identidades, en la articulación de los problemas de género y en muchas de las formas convencionales de producir la distinción de lo público y lo privado. En su argumentación niega que la sentimentalidad se haya refugiado en la vida privada para dejar vacío de ella al ámbito público, por lo contrario, propone una explicación que permite entender la intensificación de la sentimentalidad pública, así como el profundo ligamen que estrecha los vínculos entre emotividad y los discursos y valores de las esferas política y económica. (...)