Nuestro país se ha convertido en el hazmerreír del mundo entero. El presidente Jacob Zuma hizo quedar a los sudafricanos como payasos ante la opinión internacional”, exclamó Mosiuoa Lekota –presidente del Congreso del Pueblo (COPE), la tercera fuerza política de Sudáfrica– a comienzos de marzo de 2010. Al hablar en una concentración organizada en la ciudad costera de Durban, feudo de Zuma, Lekota, quien dirigió el Congreso Nacional Africano (ANC, por su sigla en inglés) de 1997 a 2007 antes de llegar a la disidencia, aludía a las extravagancias sexuales del jefe de Estado, pero también al vigoroso apoyo que le otorga al presidente zimbabuense Robert Mugabe.
Mientras las luchas intestinas desgarran al ANC, en el poder desde el fin del apartheid en 1994, los sindicatos cuestionan la política liberal del Gobierno y la población protesta contra la indigencia del “servicio público”. Muchas asociaciones amenazan incluso con perturbar el desarrollo de (...)