Desesperado, frustrado y sin perspectivas de futuro, el 17 de diciembre de 2010 el tunecino Mohamed Bouazizi se echó encima un bidón de gasolina y se prendió fuego. Así estalló la revuelta popular que derribaría la dictadua en su país de Zine el Abidine Ben Ali, en el poder desde 1987, y crearía un efecto dominó en otros países del Cercano Oriente y del norte de África.
Sucedió en la pequeña ciudad de Sidi Bouzid pero podría haber sido en cualquier otro lugar del mundo golpeado por el alto precio de productos tan básicos como el pan. Paradójicamente, Mohamed era vendedor de frutas y su sueño era comprar una camioneta con la que ampliar el negocio.
La crisis global de los precios de los alimentos en 2008 coincidió con revueltas en más de 40 países y con la caída de varios gobiernos como los de Egipto y Libia poniendo de relieve el (...)