Kosovo acaba de proclamar, este 17 de febrero, su independencia de manera unilateral. Esta decisión, esperada durante mucho tiempo, se ha presentado como ineluctable tras el fracaso programado de las discusiones entre Belgrado y Pristina. ¿Conseguirá calmar las tensiones creadas por el statu quo que perdura desde la instauración del protectorado internacional en 1999, o, por el contrario, se corre el riesgo de reavivar las brasas mal apagadas de la región? Además ¿qué será del Kosovo del día de mañana, “independiente” aunque bajo control y sin ninguna perspectiva económica viable?
El Gobierno serbio y las autoridades albanesas de Kosovo han mantenido “negociaciones” durante dos años, las cuales, en muchos aspectos, no han sido más que un teatro de apariencias engañosas. Al inicio del juego, Estados Unidos fijó de antemano las reglas, declarando que la salida –la independencia– era ineluctable. Mientras esta opción era y sigue siendo inaceptable para Belgrado, no ha (...)