“Si bien unas cuantas organizaciones humanitarias y algunos periodistas denunciaron, desde el principio, las ambigüedades de la Operación [“Turquesa”], los escritos de la mayor parte de las redacciones [francesas] se enmarcaron en un relato dominante que presenta a los soldados franceses como a los salvadores de una población ruandesa obligada a exiliarse a Zaire [actual República Democrática del Congo]. Así las cosas, la víctima principal, según este relato, fue la población civil hutu que huía de los combates y del avance del FPR [Frente Patriótico Ruandés], arrostrando tras esto la epidemia de cólera que afectó a los campos de refugiados. El genocidio de los tutsis se relegó a un segundo plano y el acontecimiento, por lo general, quedó resumido en una misión de rescate llevada a cabo por Francia en un contexto de desastre humanitario. El resultado de ese relato mediático dominante fue: 1) sembró dudas en cuanto a la naturaleza y el origen de las víctimas; 2) hizo confusas, y hasta invirtió las responsabilidades de las masacres (los genocidas hutus pasaron a ser víctimas mientras que el FPR, que puso fin al genocidio, se convirtió en agresor); 3) vistió de heroicidad el papel de Francia, de sus dirigentes políticos y de sus soldados. Esta fue la base sobre la que se construyó, extendió y reconfiguró la memoria colectiva del acontecimiento”.
François Robinet, “Le rôle de la France au Rwanda: les journalistes français au cœur d’une nouvelle guerre de mémoire (1994-2015)”, Le Temps des médias, n.° 26, París, primavera de 2016.