Hace unos treinta años, el director de una de las más grandes empresas farmacéuticas del mundo hizo unas declaraciones muy esclarecedoras. Muy próximo a la jubilación, el muy dinámico director de Merck, Henry Gadsden, confió a la revista Fortune su desesperación al ver que el mercado potencial de su empresa estaba confinado sólo a los enfermos. Al explicar que hubiera preferido ver a Merck convertida en una suerte de Wrigley’s –fabricante y distribuidor de chicles– Gadsden declaró que desde hacía tiempo soñaba con producir medicamentos destinados a… los sanos. Porque, en ese caso, Merck tendría la posibilidad de “vender a todo el mundo”. Tres décadas más tarde, el sueño de Henri Gadsden se ha hecho realidad.
Las estrategias de márquetin de las más grandes empresas farmacéuticas se dirigen ahora a los sanos de manera agresiva. Los altibajos de la vida cotidiana se han vuelto desórdenes mentales, las quejas más comunes se (...)