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Pensar lo impensable

“Masacres” y “Genocidios”

La vuelta a las hostilidades en Kosovo, a finales de marzo, subraya el fracaso de las “soluciones” armadas. Incluso 10 años después de la tragedia de Rwanda, la responsabilidad de occidente, en particular la de Francia, queda subestimada. ¿Cómo se hace funcionar el mecanismo de la espiral de violencia que conduce a las masacres?. Los investigadores que trabajan sobre los genocidios nos ponen en guardia contra el uso banalizado de esta palabra y tratan de determinar las características comunes de esta forma de guerra contra los civiles.

por Jacques Sémelin, abril de 2004

Desde que el 9 de diciembre de 1948 Naciones Unidas adoptara el convenio sobre prevención y represión del crimen de genocidio, esta palabra se instaló en el habla corriente para significar el mal absoluto, el horror extremo que destruye poblaciones civiles desamparadas. Creado en 1944 por el jurista polaco Raphael Lemkin, el término tuvo una creciente aceptación internacional. Así fue como se habló de “genocidio” en casi todos los conflictos de la segunda mitad del siglo XX que provocaron muchas víctimas civiles: de Camboya a Chechenia, pasando por Burundi, Ruanda, Guatemala, Colombia, Irak, Bosnia, Sudán...

Asimismo, el concepto se empleó de manera retroactiva para calificar la masacre de los habitantes de Melos por los griegos (siglo V a.C.), de los vandeanos en 1793, de los indios de América del Norte y de los armenios en 1915, sin olvidar tampoco los casos de hambruna en Ucrania, las distintas deportaciones de poblaciones en (...)

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