La primeras predicciones, si las recientes declaraciones de los principales políticos de Israel valen como indicadores útiles, son pesimistas a propósito de las insurrecciones árabes. Ehud Barak, el agresivo ministro de Defensa, ha advertido de que los palestinos están inmersos en un “tsunami diplomático”, desatado por la primavera árabe, que inevitablemente conducirá a un creciente reconocimiento internacional de la existencia del Estado palestino y a un aislamiento cada vez mayor de Israel.
Benjamín Netanyahu, el primer Ministro conservador y habitual defensor del “Gran Israel", ha dado muestra de los primeros e inesperados signos de indecisión. Conmocionó al partido Likud, al cual pertenece, cuando a finales de junio declaró que repentinamente había pasado a creer en la separación de los palestinos –tradicionalmente una política de la izquierda sionista– para asegurar “una sólida mayoría judía” dentro de las fronteras “definidas”.
Mientras tanto, Simón Peres, el presidente del país y exponente del ánimo nacional, llegó (...)