La Tierra es un sistema finito. Formulada de esa manera, la cosa parece evidente, aunque en la vida de todos los días pase desapercibida. Hasta tal punto las medidas de referencia de los humanos son diferentes de las escalas terrestres.
La diferencia es tal, que hemos usado desmesuradamente nuestros recursos, suponiéndolos, si no infinitos, al menos enormes. La parte del ecosistema terrestre del que la humanidad se apropiaba pareció durante mucho tiempo insignificante en relación con los recursos disponibles. Pero hay que reconocer que al cabo de 50 años de crecimiento exponencial, la actividad humana rivaliza actualmente con las fuerzas naturales. Una manera de cuantificar esa actividad, es considerar la energía que consume. Desde el punto de vista de la física, la energía representa la magnitud de la capacidad que posee un sistema para modificar a los otros sistemas con los que está en interrelación.
Un crecimiento exponencial choca inevitablemente, y mucho (...)