Singular coincidencia: el 1 de junio, mientras que Donald Trump anunciaba la retirada estadounidense del Acuerdo de París sobre el cambio climático, la XIX Cumbre entre la Unión Europea y China, en Bruselas, ofrecía al primer ministro chino Li Keqiang la ocasión de reafirmar la ambición de su país para aplicarlo. Cabe señalar que el éxito de la COP21 le debe mucho al papel desempeñado por Pekín en las negociaciones.
El principal obstáculo residía en las importantes divergencias existentes entre el grupo de los países en desarrollo, el G77, y los países desarrollados sobre la financiación de la transición energética y sobre el reparto del esfuerzo por realizar para contener el calentamiento global. El principal negociador chino, Xie Zhenhua, supo sacar partido del estatus híbrido del imperio del Medio: país en desarrollo y, a la vez, potencia económica. Al haberse posicionado como mediador natural para ganar la confianza de todas las (...)