En la izquierda, la soberanía es un tema conflictivo. ¿Hay que reivindicar este concepto o superarlo, incluso combatirlo? Para ser popular, ¿la soberanía debe ser nacional? Dos libros recientes reavivan el debate. En un breve ensayo, el economista franco-egipcio Samir Amin se interesa por el modo en que los países del Sur podrían emanciparse de la dominación que la “tríada” (Estados Unidos, Europa, Japón) ejerce sobre el orden internacional. Evita idealizar la soberanía nacional, pero subraya que confundirla con el nacionalismo supone “aniquilar toda posibilidad de salir del orden liberal mundial”.
El autor, que ha asesorado a numerosos gobiernos del tercer mundo y “no alineados”, evoca las luchas anticoloniales y antiimperialistas, y especialmente las dos décadas que siguieron a la conferencia de Bandung (1955). En esta época, regímenes progresistas intentaban poner en práctica un “desarrollo autocentrado” y reforzar la cooperación entre países del Sur. Ese intento fracasó: no solamente las burguesías (...)